miércoles, 19 de enero de 2011

Sueños y recuerdos

Este pequeño texto es sólo para dejar constancia de algo extraño que me sucedió recientemente, suceso que no recuerdo haber visto mencionado en la mas bien poca literatura sobre análisis de sueños que he leído; si alguien conoce alguna referencia que pueda encaminarme hacia un texto que mencione o explique lo que voy a contar a continuación, sería de gran ayuda que me la hiciera saber.
Ayer tuve un sueño, lleno de imágenes y situaciones que desafortunadamente no recuerdo muy bien, hecho que se ha venido repitiendo desde hace mucho tiempo y que explica por qué tengo el blog tan abandonado. Entre lo que recuerdo hay imágenes en las que me veo abrazando a mi abuela (con quien no hablo desde hace aproximadamente un año), también recuerdo haberme visto en una casa de madera por cuyo techo se filtraban grandes goteras abrazando a una mujer que se quejaba por las mismas y también recuerdo haber lanzado una moneda de 200 pesos al aire con el fin de echar a la suerte, entre la mujer y yo, quién reparaba las goteras, yo ganaba y ella tenía que hacer el trabajo. Generalmente los sueños están poblados de imágenes difusas que se relacionan entre sí en contextos que muchas veces son incoherentes y totalmente traídos de los cabellos, hecho que hace que al despertar y recordar las imágenes, los contextos y las emociones evocadas, sepamos que en realidad todo fue un sueño. Hay sueños en los que las imágenes son tan vagas que tratar de verbalizar lo soñado se vuelve una tarea de gran dificultad, lo que nos lleva a escuchar la tan frecuente expresión "Sé que soñé algo, pero no recuerdo que", mientras que en el polo opuesto del espectro se encuentran los sueños que resultan ser tan vívidos que podemos rememorarlos por completo y contarlos con lujo de detalles (o, al menos, eso creemos dentro de las impresiones que nos causa nuestra limitada memoria). Es así como, se me ocurre a mí, podriamos llegar a hablar de un "Espectro del recuerdo" de sueños. Suponiendo que ésto sea válido dentro de la psicometría o el psicoanálisis en general, y suponiendo que entre los dos polos opuestos se ubiquen una serie de estados de recuerdo de sueños, podríamos decir que el recuerdo de los sueños tendería a hacerse menos "absurdizable" a medida que dicho recuerdo se va acercando más al centro del espectro donde no es tan vago como para no recordarlo ni es tan vívido como para darnos cuenta de los hechos absurdos y así notar la naturaleza onírica de la experiencia. Trabajando bajo este supuesto podríamos decir que, llegado el caso de que el recuerdo de un sueño se ubicara exactamente en la mitad del espectro, sería imposible calificar el recuerdo como algo proveniente de una experiencia onírica. ¿Qué tipo de recuerdo pasaría entonces a ser? Es fácil diferenciar el recuerdo de qué hicimos en la mañana del recuerdo que tenemos de qué hizo en la mañana algún personaje en un libro o un programa de televisión, caracterizamos las memorias inconcientemente gracias a procesos que desconocemos. Lo que a mí me sucedió quizás no parezca muy dramático, pero para mí representó un hecho bastante significativo. Esta mañana me levanté sin recordar mucho sobre el sueño cuyas imágenes, que ahora recuerdo, describí más arriba. Mi día transcurrió relativamente normal, en la tarde salí con mi papá a realizar algunas diligencias. Mientras estábamos en el carro y él conducía, me pidió que sacara de su bolsillo unas monedas para pagar no recuerdo qué. La primer moneda que saqué fue una de 200 pesos y me detuve, sabía que había algo que tenía que recordar respecto a esa moneda. Segundos después se me vino a la mente la imágen de que yo, el día anterior, había apostado algo con alguien y que habíamos lanzado la moneda para resolver la apuesta, esta imágen me pareció plausible ya que justo el día anterior había salido con un amigo y habíamos ido a varios sitios, contexto en el que bien se pudiera haber dado una sencilla apuesta con una moneda. Haciendo un esfuerzo mental por saber en qué momento había lanzado yo la moneda, descarté el día anterior y comencé a buscar más atrás mis recuerdos. Fue segundos después que me llegaron las imagenes de haber abrazado a mi abuela y las goteras y la casa de madera y entonces todo fue claro, había sido un sueño. De nuevo repito que, a pesar de que pueda parecer un hecho trivial, es algo en lo que no he dejado de pensar durante el resto del día y podría decir que ahora más que nunca me siento inquietado respecto al funcionamiento de los recuerdos y la memoria en general y, bueno, es así como se me ha venido a la mente, a grandes rasgos, este modelo de memoria de los sueños. Aún se me ocurren cosas e ideas, pero antes tendré que documentarme adecuadamente respecto a ésto.
No siendo más, gracias, amable lector, por tomarse la molestia de leer semejante sarta de sandeces... (¿?)